domingo, 9 de diciembre de 2007

Sonata para piano nº 14...

Hoy hace frio.

Hace un viento un poco desapacible y las nubes, como pequeñas islas blancas, pasan por el cielo a gran velocidad.

Desde la ventana de mi casa veo en la calle alguna bolsa de plástico blanco revolotear sin orden ni concierto, subiendo, bajando, desplazándose hacia adelante, hacia atrás, como un agujero blanco recortado contra el asfalto gris de la calle.

Y he leído...

He leído, junto al sillón que tengo pegado a una lámpara de pie, durante más de dos horas, con los pies estirados y apoyados, descalzos, sobre una banqueta coronada por un pequeño cojín color carne.

Y ahora, mientras escribo estas mis últimas vivencias, escucho música de Beethoven, concretamente la "Sonata para piano nº 14 - Claro de Luna", una música que me transporta y me eleva, que me hace olvidarme de todo y de todos, que me hace imaginar el piano delante de mis ojos mientras sus teclas, las blancas y las negras, se hunden ellas solas, sin dedos que las toquen, produciendo los arpegios sonoros que sólo el insigne sordo fue capaz de crear.

Y cae la noche.

Y sigo sintiendo el viento contra los cristales de mi ventana. Y sigo viendo en mi imaginación esa bolsa blanca de plástico revoloteando sin orden ni concierto sobre el asfalto gris de mi calle.

Y sigue sonando Ludwing Van Beethoven.

Y yo sigo soñando y viviendo con su Sonata para piano nº 14, con su Claro de Luna...en esta tarde desapacible y otoñal del mes de diciembre.

Feliz Semana.