viernes, 24 de diciembre de 2010

Día de Viento

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Ayer se levantó un viento por aquí que no veas lo que cuesta mantener los ojos abiertos para ir por la calle cuando vas en contra de los soplidos del dios Eolo.

Pero he de decir que me encanta el viento, sobre todo si lo oigo desde la cama, oyendo sus subidas y bajadas de tono, golpeando contra las persianas del balcón de mi terraza, y yo enrollado entre sábanas y edredones con los ojos cerrados y arrullándome con ese sonido mágico.

Pero en cambio, cuando voy con la moto, ya no me gusta tanto. Mejor dicho: ¡¡NO ME GUSTA NADA¡¡

Si hay algún motero leyendo esto sabrá de lo que hablo.

Pero procuro, cuando hace viento, dejar aparcada la moto en el garaje. La mejor manera de evitar una caída de moto cuando hace viento es quedándose en casa con los pies metidos dentro del brasero -cuando hace frío-, o en un barreño de agua fresca, cuando hace calor.

Pero no estamos hablando de motos, estamos hablando de lo mucho que me gusta el viento...¡¡desde la cama¡¡. El viento limpia todo. Se lleva todo lo malo. Arrastra porquerías y se las lleva lejos. Seca la ropa tendida. Renueva el ambiente. Purifica la atmósfera y abrillanta por dentro nuestros pulmones. Deja la piel tersa y elimina virus, moscas y mosquitos. Elimina todo lo malo. Y todo eso está realmente bien.

Me encanta el viento...desde casa o desde la cama.

Aprovecho este viento que hace para, con su fuerte empuje, volver a enviar a todos mis más sinceras felicitaciones y mis mejores deseos de paz y felicidad para el año que está a punto de entrar.

Espero que con esta fuerza que el Dios Eolo pone a mi disposición, mis deseos puedan llegar a todos los rincones del mundo.