sábado, 12 de junio de 2010

Gracias de todo CORAZÓN


Ya estoy en casa. Tras la operación a la que fuí sometido el pasado día 9 por la tarde, ya estoy en casa. Algo tocado del ala todavía, pero en casa, con mi señora, y con mi perrita westy.

Llegamos a casa ayer por la tarde. Sin ganas de nada, me relajé por casa, cené un poco y me acosté rápidamente. No estaba el cuerpo para muchas jotas ni para muchas carreras de San Fermín.

No quiero relatar todo lo que he pasado en dos días entre las paredes de un hospital, tendría mucho para contar: anécdotas buenas, malas, buenos y malos momentos, nuevas experiencias, momentos de cási pánico por lo desconocido de la situación, sensaciones raras, dolor, malestar, relax, calma, sueño, pensamientos, gentes...Sólo decir que lo más importante para el hombre y la mujer es, sin ningún tipo de lugar a dudas, LA SALUD. Sin salud no somos nada, no tenemos nada, somos una piltrafa, por muchos millones de euros que tengas, me da igual...no somos nada. Teniendo salud y un amigo o familiar que te quiera al lado, tenemos todo.

Por mi habitación, estos días, ha pasado mucha gente a saludarme. Gente que los veía por la calle y apenas te saludaban, pero que en el dolor se hacían eco de la pena y pasaban a reconfortarte...Han pasado muchos, puedo jurarlo. Algunos, repetían la visita al día siguiente para volver a preguntar y a comentarme algo. Eso animaba el espíritu.

Hemos hecho amistad con el enfermo de la cama de al lado: un señor mayor cuyo sentido del humor, dentro de la gravedad de su lesión y de su avanzada edad era envidiable. Parecía un joven de 20 años, y tiene cási 90. Sencillo como él solo. Persona cabal donde las haya, entrañable y sincero, de esas personas que se hacen querer al cuarto de hora de estar hablando con ellas.

Hemos visto gente rica, dos de ellos, según comentaban algunos conocidos de esos enfermos, realmente ricos. Pero ahí estaban, a punto de perder la vida con todos sus millones: uno por un infarto, el otro por un tumor cerebral. ¿Por qué daremos tanta importancia al dinero, a lo trivial, a los "triunfos" en la vida, a la posición social, a los trajes de precios desorbitados y a modelos de alta costura, a esas joyas de oro y diamantes que cuelgan de cuellos morenos de rayos ultravioleta, a salir en la prensa del corazón y a aparentar delante de los demás? ¿Por qué no somos más sencillos, humildes y campechanos? ¿Por qué no nos fijamos más en el interior de las personas, en la amistad, en la familia, en las relaciones sencillas y sinceras, en los momentos simples pero llenos de confianza y de íntimo cariño?

¿Por qué daremos tantísimo valor al puto dinero cuando eso es algo que no vale una MIERDA?

Bueno, no quiero ponerme melodramático cuando realmente debo de estar alegre ¡Ah, y sobre todo, gracias a MI SEÑORA, esa mujer que ha estado 48 horas a mi lado y maldurmiendo dos noches en un sillón de cuero negro a los pies de mi cama y atenta a cada gesto, sonido o movimiento que yo hacía de vez en cuando. Eso no tiene precio y jamás, por mucho que viva ella y viva yo, le podré pagar. Gracias, cariño¡

SALUD a todos. Buenas relaciones con todas vuestras personas queridas. Que ese grupo de personas queridas sea cada vez mayor y que la sinceridad y el verdadero amor se instale entre todos vosotros. Teniendo todo esto que acabo de nombrar, la VIDA puede, incluso, llegar a ser mucho más BELLA de lo que realmente es.