domingo, 2 de marzo de 2008

Salida Perfecta...


Ayer, sábado, había quedado con una cuadrilla de moteros de mi Club que venían de La Capital hacia mis tierras sureñas (respecto a La Capital).

A las 9:30 de la mañana ya me había hecho yo unos 40 km. y estaba esperándoles en la cafetería de una gasolinera.

Sobre las 10, ví que entraban en la zona un grupo de moteros:

- ¡Ya están aquí -pensé. Salí de la cafetería, nos saludamos, nos abrazamos...Pero allí faltaban motos...

- Vienen detrás, nosotros hemos venido algo más ligeros...

Enseguida nos reunimos todos. En esa misma localidad, dentro del pueblo y en un bar que ya conocíamos de otras veces, almorzamos todos juntos, juntando tres mesas.Más de una hora estuvimos allí comiendo, bebiendo algunos pequeños tragos de buen vino (sin pasarse por aquello de los controles policiales de alcoholemia), hablando de todo, contando anécdotas, chistes, haciendo fotos...¡¡Todo perfecto y dentro de una armonía maravillosa¡¡

Seguimos luego ruta por una carretera impresionante: curvas continuadas, grandes carrascales, impresionantes cortados de piedra, gargantas estrechas entre muros de piedra caliza, pueblos sin apenas gente, de esos en los que el simple ruido del motor de unas motos, cruzando sus calles, es motivo de asombro y de parar de sus labores para ver pasar las motos y sus gentes.

Llegamos a un pequeño pueblo en el que, según nos dijo la chica joven que nos atendió en el único bar que hay junto a la plaza de la pequeña Iglesia parroquial, viven 27 personas: Tranquilidad total, ausencia de ruidos y estrés, calma total...campo y naturaleza a 20 metros de cualquier casa.

Tomamos unos cafés y, allí mismo nos despedimos. Mis amigos se iban por una dirección, contraria a la mia, hacia La Capital, y yo, para no repetir ruta, me fuí por otra distinta a la que habíamos empleado momentos antes: Ese sí que era un paisaje de impacto. Allí sí que los cortados de la carretera impresionaban. Tuve que parar dos o tres veces para hacer fotos porque eso yo no me lo podía perder. ¡¡Hasta los buitres volaban bajos, a escasos metros de los cientos de curvas de la carretera¡¡. Allí, sobre la moto, los veías volar bajos, lentos, con sus alas desplegadas, buscando alguna pieza que devorar. Se oía, cuando paraba a hacer alguna foto, hasta el suave aleteo de sus alas pasando a escasos metros de mi cabeza.

Y allí, a la entrada de un pequeño pueblo con unas ruinas de un viejo castillo en un roquedal situado a un lado del mismo, me he hecho esta foto que presento. A la derecha de la foto, sobre ese pequeño montículo pardo que se aprecia, es donde estan las ruinas del viejo castillo, dominando el pequeño y tranquilo pueblo.

Y en esas condiciones llegué a la carretera general, y de allí, en media hora más de viaje, hasta casa.

Todavía tengo la grata sensación de la jornada de ayer: por los amigos, por el buen rato pasado y vivido, y por la naturaleza tan impresionante que vimos todos.

Hemos quedado en repetir esa misma ruta de cara a la primavera:¡¡Para entonces tiene que ser impresionante¡¡

Feliz domingo y feliz semana entrante.