martes, 30 de noviembre de 2010

La niebla

Hoy, prácticamente hemos tenido todo el día niebla. No me gusta la niebla. O mejor dicho: me gusta poco la niebla. Me gusta según dónde o según desde dónde y según cuándo.

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El abrazo húmedo de la niebla

He salido esta tarde a dar una vuelta por los alrededores de casa y todo, a esas horas, se veía desdibujado, difuminado, medio borroso: las casas, las farolas de las calles con su luz amarillenta, las personas, los coches, sus luces...hasta el frío que hace hoy parecía borroso y desdibujado.

Ahora, en la calor de casa, apenas queda niebla. Se ha levantado. Pero aún me queda, en el interior del pecho, esa humedad fría y borrosa de la niebla, ese abrazo mojado que acaricia totalmente y que envuelve, con su blanquecino cuerpo, todo lo que penetra en su interior.