martes, 25 de diciembre de 2007

¿Te acuerdas cuando...?

Ayer por la tarde fuí a La Capital a buscar a mis dos hijas para traerlas a Mi Localidad, había que pasar toda la familia junta la Nochebuena.

Llegamos a casa a las ocho de la tarde. La casa vacía. Mi señora nos había dejado una nota:

- Estoy en casa de tus padres. No tardéis.

Nos arreglamos y subimos. Allí estaban mis padres, mi señora y mi hermano con su esposa y sus dos hijos: Abrazos, besos, qué tal, palmadas, sonrisas...y la mesa puesta.

Comenzamos a cenar y mi hermano y yo, que a la hora del cachondeo nos compenetramos de miedo, comenzamos a hacer chistes, a contar anécdotas, a reír, a representar algunas historietas...mi hermano lloraba y no de dolor, precisamente. Mis sobrinos, mis hijas, mi señora y mis padres, también. Mi padre, algo menos, dado que la sordera que le domina hace que muchas de las cosas que se dicen se le queden a un palmo del oido. Todo perfecto, cena incluida, por supuesto.

Estuvimos de velada hasta cerca de las dos de la madrugada, hora en la que mi hija la mayor, que había estado trabajando todo el día y había madrugado, dijo que se caía de sueño. Nos fuimos a casa y mi hija la pequeña aún se fue con sus amigas volviendo a casa, justo cuando yo me levantaba para marcharme con la moto, es decir, a las diez de la mañana.

Claro, luego se ha levantado a las seis de la tarde. No está mal. Así también aguanto yo de juerga hasta las tantas. En fin, sabemos que son demasiado jóvenes y que es normal que hagan estas cosas.

Yo, tras la vuelta con mi moto he vuelto a casa de mis padres donde estaban todavía mi hermano con su familia. Hemos charrado un rato, hemos comentado todo lo ocurrido ayer y nos hemos despedido. Se tenían que marchar a La Capital puesto que, mañana, mi hermano trabaja.

Una Nochebuena perfecta, llena de alegria, risas, buen ambiente, buen humor, buena cena -sin pasarnos ni un pelo-, y, en definitiva, la familia reunida que es lo que yo más aprecio y deseo.
¿Estaremos el año que viene todos en las mismas condiciones, por lo menos, que hoy? Como dice el de la película: "¡Virgencita, que me quede como estoy...¡". Me conformaría con estar, por lo menos, como estoy ahora, y eso que llevo una temporada con mis problemas de vesícula que no le deseo ese mal ni a mi peor enemigo.

Vivir, pasar los días, pasar la vida en sí, ver crecer a la gente que quieres, verte envejecer frente a ellos, llenar la mente de recuerdos y el alma de sensaciones...ir llenando la mochila de nuestra vida hasta el momento de su completo llenado. Entonces cerraremos la mochila o, mejor dicho, la vaciaremos totalmente poniendo dicha mochila en la espalda de otro para que a su vez comience a llenarla de recuerdos, vivencias, ilusiones, esperanzas, alegrias, buenos y malos momentos...de vida en sí.

Y entonces alguien dirá:

- ¿Te acuerdas cuando...?

Feliz Semana.