jueves, 13 de mayo de 2010

¿Acaso vale la pena?


Cada día que pasa, la VIOLENCIA está más de actualidad. Los debates, intercambios de opiniones o aspiraciones máximas de la gente han de estar adornados y ambientados con peleas. Si no hay insultos, ataques directos o patadas en la boca, no estamos bien, no somos felices. Hay que "destrozar" al contrario, de la manera que sea y empleando las armas que sean, pero hay que destrozarlo. Hundirlo. Humillarlo. Denigrarlo. Quedar nosotros por encima de él. Tengamos o no tengamos razón. La razón nos la va a dar el "triunfo físico" sobre nuestro oponente.

Y yo, que toda mi vida he estado enseñando artes marciales y "educando" a mis alumnos para que no llegaran JAMÁS a las manos, me doy cuenta de la inutilidad de esas peleas, discusiones, altercados, miserias en definitiva. Yo siempre decía a mis alumnos que, aun sabiendo artes marciales y sabiéndote superior a tu contrario, es preferible "callarte y quedar mal", o "salir corriendo" si la cosa se complica, antes que golpear y poner la mano encima a un semejante.

Hoy en día, tanto políticamente hablando, como en programas de cotilleos y estupideces, como en debates televisivos de cualquier índole, como en la propia calle, lo NORMAL es quitar la palabra al contrario levantando la voz por encima de sus comentarios, y si ese levantamiento de voz, generalmente acompañado de insultos, no es suficiente, entonces empleo las manos que para eso las tengo.

Y eso no va conmigo. Prefiero callarme. En boca cerrada no entran moscas. Y si no hablo, no ofendo. Y si no ofendo, no hay razón para la pelea.

Tratemos de contarnos un chiste y de animar la vida un poco mirándola con algo de desparpajo, eso es mucho más sano, ecológico, alegre, divertido, animado, interesante...que todo eso de los insultos, de las faltas de respeto y de las patadas en la boca.