Hace dos días tocó hablar de los días de calor. Hoy toca hablar de los días plomizos, grises, lluviosos...de esos días que corre un poco de brisa fresca, poco apetecible para ir por la calle con los brazos descubiertos, apeteciendo, algo, una chaqueta ligera.
Esos días que muestran un cielo gris oscuro, totalmente cubierto, cayendo unas ligeras gotas de vez en cuando, mojando la calle y viendo cómo, a los diez minutos tiene, de nuevo, ese color gris claro que muestran las calles secas.
Esos días en los que apetece estar delante del ordenador escribiendo cualquier cosa, cualquier tontería, cualquier cosa sin sentido y totalmente insignificante, como ahora. Oyendo la radio, alguna entrevista, alguna canción...y sin prestar ninguna atención ni a la entrevista ni a esa canción que acaba de terminar y que ya no recuerdo ni cuál era ni de quién.
Esos días en los que apetece dejarte caer en tu mejor sillón, estirando las piernas y apoyándolas en algún reposa pies para estar prácticamente largo, viendo la tele, cualquier tontería de serie -hoy en día no hay ni un solo programa televisivo que valga la pena-, viendo anuncios entre corte y corte y sin importarte el no cambiar de canal porque...¡para lo que hay que ver¡
Hoy es uno de esos días...
