domingo, 20 de enero de 2008

¡Vaya niebla...¡


Esta mañana y tras levantarme he visto que el día no podía ser mejor: Un sol radiante y una temperatura de diez grados según el termómetro de mi terraza, orientado al norte.

Sin pensarlo dos veces y sin consultarlo con ningún representante del Gobierno ni de la Dirección General de Tráfico (más me habría valido), me he cambiado de ropa, me he puesto la de motero y....

Al salir de la cochera de casa, un amigo mio que se iba a tomar un aperitivo, a eso de las once de la mañana:

- ¿Te vienes conmigo? -le he dicho

- A mí, eso de las dos ruedassssssss...como que no...

- Vale, tú te lo pierdes, yo me voy a quemar rueda.

A unos 20 km. de Mi Localidad ya he visto a no muy larga distancia que me iba a meter dentro de una niebla espesísima. Tentado he estado de dar la vuelta, pero me he dicho: "¿Quien dijo miedo? (y se acababa de cagar)". ¡¡Y he seguido, como un solo hombre, como un valiente...¿como un insensato?¡¡. La verdad es que, dentro de la niebla, me he cruzado con otros moteros que iban en dirección contraria y que, al cruzarnos, nos lanzábamos el saludo motero, esa "V" que con tanto cariño enviamos al compañero motero que se cruza con nosotros.

He parado en un par de ocasiones para hacer alguna foto conmemorativa. Se me han congelado las puntas de los dedos, bueno, la cosa no ha llegado al punto de la cangrena y de la amputación pero, sí, frío en la punta de los dedos he pasado un poco. El resto del cuerpo, nada, como si tal cosa, pero la punta de los dedossssssss....

La pantalla del casco se me llenaba de agua cada doscientos metros y tenía que estar quitándola pasándole por encima el dedo índice, enguantado, de la mano izquierda. De la propia pantalla de la moto también me saltaban fuertes gotas de agua: la pantalla se iba llenando de gotas sueltas que, con el viento, se iban desplazando hacia arriba aumentando de tamaño al arrastrar a otras gotas y, al llegar al borde superior, saltaban golpeándome en la visera del casco aumentando la frecuencia de limpieza del agua acumulada en la misma.

Total: un viaje perfecto y muy bonito. Frio en los dedos pero, como siempre, todo bien. He disfrutado de lo lindo, como siempre que subo en mi moto y me voy por ahí, libre, volando a un palmo del suelo, tumbando y levantando, sintiendo el ruído del viento en el casco, controlando esos 300 kg. de metal que llevo debajo de mis posaderas.

Cerca ya de casa, de nuevo el sol, el cielo azul y una temperatura muy agradable. La verdad es que la diferencia al ir en moto entre correr a través de la niebla o a través de un aire limpio y un cielo azul, es como lo blanco y lo negro. El estado de ánimo es distinto, se corre más suelto, más alegre, más animado, más esperanzado, con más ganas...Donde hay sol, hay alegria.

Feliz Semana.