viernes, 6 de febrero de 2015

Almuerzo en buena compañía



Esta mañana, al volver a casa con mi perrita después de sacarla a pasear un poco y a que hiciera sus necesidades fisiológicas, he mirado el termómetro que tengo en el exterior, en el porche de mi casa, a cubierto pero en el exterior: ¡¡TRES grados BAJO cero, a las 8:45h. de la mañana¡¡

Le he dado su comida, su agua...y, cogiendo el coche, me he ido a un pequeño "chalet" de un amigo donde, una vez al mes, nos reunimos unos cuantos amigos para almorzar: huevos fritos con jamón, longaniza, vino, cafés, pasteles, carajillos, algún chupito...buena y animada conversación y...¡¡buen fuego¡¡ Siete amigos nos hemos juntado alrededor de una buena mesa y junto a un buen fuego.

Y hoy, ese buen fuego, apetecía. El salón del pequeño chalet estaba realmente caliente porque el fuego lanzaba una muy buena calor al interior del local. El sol entraba por una de sus ventanas, la que da al Este, e iluminaba con sus rayos todo lo largo de la mesa. ¡Estábamos como en la gloria¡ Hemos alargado un poco más de lo normal la sobremesa porque no apetecia, lo más mínimo, salir del chalet. ¡Y eso que hacía sol¡ Pero la temperatura exterior era gélida y el viento que hacía aumentaba aún más la sensación de frío.

Seguiremos repitiendo estos magníficos almuerzos, por mucho que digan los doctores, los galenos y cualquier entidad relacionada con la salud, que eso no es bueno.

Como dice el refrán: Más vale morir harto que no de hambre.