miércoles, 12 de mayo de 2010

Café con leche


Las nueve de la mañana y ya he acabado de dar la vuelta con mi perrita de raza "westy" para que hiciera sus necesidades.

Apenas he entrado por la puerta de casa y ya he notado el suave aroma del café con leche y del pan recién tostado, preparado todo en la mesa de la cocina por mi señora.

El día acaba de comenzar.

Qué poco necesitamos los pobres para ser felices y cuánto necesitan los ricos.

1 comentario:

Vanessa Martín dijo...

Las mejores esencias se guardan en frascos pequeños...
No hay que olvidar pararse a oler las flores de vez en cuando...

Un abrazo