martes, 27 de noviembre de 2007

O jugamos todos o...

Desde hace cosa de dos semanas llevan unos señores acondicionando un local de planta baja con unas enormes cristaleras que dan a dos calles, cristaleras que, en negocios anteriores, eran escaparates donde tenían expuesto de todo lo que se ofrecía en el negocio en cuestión.
Hoy ya tenían el cartel puesto en la puerta y sobre una de las dos enormes cristaleras: ¡¡Un bazar chino¡¡, de esos que venden de todo, a un precio realmente asequible pero es que, a los precios que venden no te van a vender jamón serrano, de Jabugo o de Teruel a precio de mortadela.


Tres calles más arriba de donde en estos momentos están preparando este bazar chino hay otro. Y medio kilómetro más arriba y dentro de lo que es el centro de la población, tenemos un tercero.


Esto es una invasión. A mí me parece perfecto que abran tiendas estos señores, como si las quieren abrir cualesquiera otros, siempre y cuando todos tengamos las mismas facilidades, los mismos derechos y las mismas obligaciones, pero es que creo, a tenor de lo que mucha gente dice, que los inmigrantes tienen ciertos derechos a la hora de abrir negocios. Tienen ciertas subvenciones. Tienen ciertas facilidades que no tienen o no tenemos los oriundos, los nacidos aquí, los pura cepa de toda la vida. Y, si eso es cierto, no me parece ni medio bien.


Si esa gente tienen dificultades económicas para montar un negocio y en base a esa cuestión se les ayuda y favorece de alguna manera, yo también puedo tener las mismas condiciones económicas, familiares o de cualquier índole que esos señores, o peores si cabe, posiblemente. Pero siendo, como soy, oriundo del país, me dicen que a mí no me corresponde determinada ayuda, determinada subvención, determinados préstamos. No lo veo justo.


En una localidad como la mia, en muy poco espacio de terreno, tenemos tres bazares chinos, dos de ellos abiertos desde hace algo más de un año y un tercero, el que están abriendo ahora a cincuenta metros de mi casa, a punto de ser inaugurado.


Cuando en una localidad como la mia se han abierto tres bazares chinos, enormes, por cierto, es señal de que las facilidades que tienen han de ser enormes porque pagar el alquiler de un local de esas características ha de ser poco menos que prohibitivo, y en cambio ellos los abren sin ningún problema. ¿No decimos que vienen sin nada y que por eso hay que ayudarles?. ¿De dónde sacan tanto dinero, pues, para pagar semejantes alquileres y montar semejantes negocios?


Si yo quisiera abrir ese mismo negocio que están abriendo al lado de mi casa, en un local tan sumamente grande, con tantas cristaleras y dando a dos calles y con una superficie que puede que salte de los trescientos cincuenta metros, me las vería y desearía para pagar el alquiler. Ahora monta el negocio, efectúa reformas, prepara estanterías, luz, agua, contratos, licencias, permisos....y llena de mercaderias esas estanterias...Para mí, imposible, en un local de esas características. Para ellos, por visto, es lo más normal del mundo dado que, los tres que hay, son de características similares. Algo no me cuadra.


Los derechos y obligaciones, para todos igual. Las ayudas y subvenciones, para todos igual. Y dentro de ese campo de batalla, el que más chufle, capador.


En una carrera de cien metros lisos, todos salen de la misma linea y todos han de llegar al mismo final. Nadie sale diez metros por delante o le dejan parar veinte metros antes de la linea de meta.
Aquí, señores, o jugamos todos o se rompe la baraja. Con el pan de los hijos no se juega y todos compramos el pan al mismo precio.


Se supone que vienen sin nada y que por eso hay que ayudarles. Yo también puedo tener serias dificultades para llegar a fin de mes y también puedo tener un par de hijos a quienes no les doy un capricho ni de coña, y no por no querer sino por no poder. Y el ruido de estómago cuando hay hambre tanto lo pueden tener y oír ellos como yo. Derechos y obligaciones para todos igual.

Lo dicho: o jugamos todos o se rompe la baraja. La ¿justicia?, en este terreno, brilla por su ausencia.


Feliz semana.

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